lunes, 28 de abril de 2014

True Detective: la tiniebla iluminada.


"Este es un mundo en el que nada se resuelve nunca"
Rust Cohle (True Detective)


Lo admito. Desde que acabó True Detective no soy la misma. He intentado levantar cabeza, convenciéndome que el calificativo de “obra maestra” era un juicio subjetivo propio de mi personalidad entusiasta pero que no se correspondía con la realidad. Me he obligado a ver otras series e incluso he llegado a convencerme que otros dignos esfuerzos de la ficción televisiva podían llegar a fascinarme. Pero todo intento ha sido en vano. No hay ya remedio para mi síndrome de abstinencia, y sólo puedo contentarme con el testimonio de otras personas que también se hayan quedado prendadas de las astas punzantes de Carcosa y de los largos monólogos de Rust Cohle interrumpidos sabiamente por una calada de Camel y un trago de Lone Star:

A esto me refiero cuando hablo del tiempo, y la muerte y la futilidad.Hay ideas más amplias en juego por todo lo que nos debemos entre nosotros como sociedad, por nuestras ilusiones comunes. Después de catorce horas seguidas viendo cadáveres uno piensa en eso.¿Ústedes lo han hecho? Les miras a los ojos, aunque sea una foto, ¿saben qué se ve? Su agradecimiento, al principio, no, pero ahí en el último instante, es un alivio inconfundible, porque tenían miedo y ahora ven lo fácil que es dejarse llevar, veían en ese último nanosegundo que tú, tú mismo, todo este gran drama nunca ha sido más que un montaje de presunciones y voluntad absurda. Y ya podías dejarte llevar, saber que no tenías que aguantar con tanta firmeza y enteder que toda tu vida, todo tu amor, todo tu odio, toda tu memoria, todo tu dolor, todo era lo mismo, todo era el mismo sueño, un sueño que tenías en una habitación cerrada”.

Bien. Hay por ahí muchísima información sobre todas las referencias filosóficas y literarias que Nic Pizzolatto ha utilizado para la escritura del relato y posteriormente del guión de True Detective, Niestzche, Cioran, Lovercraft, Poe, Chambers, incluso, el homenaje que el guionista le hace a la fotoperiodista de la gran depresión Dorothy Lange, llamando de la misma manera a la primera muerta, y al caso fundamental que moviliza la acción dramática (qué leer para disfrutar más de True Detective). Sin embargo, en tanto en cuanto todas estas referencias están ya cuidadosamente detalladas no le veo el sentido a escribir sobre ellas, sino sobre el sentido de la serie ¿ Qué es True Detective? ¿De qué trata? ¿Y qué la convierte en distinta de todas las demás?


Por la blogosfera y por el mundo de la crítica de cine digital estoy leyendo muchas opiniones que defienden que True Detective es una serie criminal y punto, que los que se han sentido defraudados por el último capítulo es porque se dejaron engañar por toda la atmófera metafísica que rodea a su protagonista principal (Rust Cohle) y que, por tanto, esperaban un final coherente con esa atmósfera y no con la historia policíaca convencional, que era en realidad el eje narrativo que le interesaba al guionista. True Detective no es sobre todo una serie policiaca, aunque estoy de acuerdo con que puede verse sólo como una serie poliaca. La diferencia la pone, como siempre, la mirada del espectador, es decir, la capacidad del espectador para atender a los diferentes niveles de interpretación que la obra pone a su alcane. ¿ Era Twin Peaks una serie policiaca? Para el espectador americano medio que obligaba a que la serie ofreciera una respuesta concreta a la pregunta ¿Quién mató a Laura Palmer? desde luego lo era. Pero para los seguidores incodicionales de su director, David Lynch, no. El descubrimiento del asesinato de Laura Palmer era un macguffin, un truco para desviar la atención del espectador, mientras el director se sentía a sus anchas para explicar y mostrar otras cosas.


En True Detective pasa un poco lo mismo, la caza del asesino de Dora Langre es el macguffin que Pizzolatto regala al gran público para desviarse por otros derroteros. La diferencia fundamental es que David Lynch procedía del mundo de la pintura, su Twin Peaks era un icono, una sensación, casi física. Nic Pizzolatto es un escritor convertido en guionista, su True Detective es un universo verbal, literario, donde la pesadilla emerge del propio pensamiento. True Detective no es una historia policiaca convencional por el simple hecho de que no es necesario hablar sobre Niestzche, y divagar sobre el sentido de la existencia, o sobre la crueldad de traer a personas a habitar el mundo para resolver un asesinato.

Ahora bien si no es sólo una historia policiaca ¿qué es?

Volvamos al orígen de todo el asunto, es decir, a los títulos de crédito. En la doble exposición fotográfica que nos sumerge de lleno en el abismo mental irrespirable de  Lousiana se encuentran algunas claves que luego desarrollará la própia trama de la serie. Por ejemplo, vemos en estas imágenes, la silueta de Marty y Rust en la que se proyectan los inhospitos paisajes de carretera a los que les conducirá la investigación del caso, vemos el rostro de Marty Hart (Woody Harrelson) atravesado por una escalextrix de carreteras de conforman una calavera, y el de Rust Cohle (Matthew McCounaghey) expuesto por la sombra de otro individuo que resulta ser él mismo, el rostro de Marty vuelve a salir en los títulos de créditos, pero esta vez la transparencia nos devuelve dentro de su cara la imagen de una casa familiar que estalla en llamas. Sobre el simbolismo y la técnica de los créditos de True Detective os recomiendo esta entrada (el magnestismo de la doble exposición)



True Detective es sobre todo la historia de estos individuos, Marty y Rust, y de su intento de dar caza a un horror que reside también dentro de ellos mismos. El pequeño hombre que habita dentro de Rust en las fotografías de los créditos es su conciencia. La negra lucidez que le hace abandonar toda esperanza, rechazar la experiencia como una realidad ilusoria y ver la verdad descarnada y culpable que es intrínseca a todo ser humano. Como confiesa, Maggie, la mujer de Marty, en un momento de la serie “La gran diferencia entre Rust y Marty es que Rust sabía quién era y Marty no”. Lo que equivale a decir que Rust es consciente de que su maldad no tiene un orígen diferente de la maldad que están cercando. Rust conoce las aristas del infierno y es capaz de adivinarlo allí donde la investigación les lleva, reconociéndolo a través de “un sabor a cenizas y alumnio” y a una combinación obsesiva entre la alucinación, la intuición y la filosofía. Su certeza fundamental  es que  la lucha entre la luz y la oscuridad es un combate que se juega tanto en el escenario del crimen como dentro de cada individuo.

 “Marty: ¿Alguna vez te preguntas si eres una mala persona? 
Rust: No, no me lo pregunto Marty. El mundo necesita malas personas. Mantenemos a las otras malas personas al otro lado de la puerta”.

Mientras que Rust es un héroe-antihéroe precisamente por estar atravesado de esta conciencia  de sí mismo y del mundo, Marty es un personaje trágico. Efectivamente su mayor tragedia es ignorar quién es y es esta ignorancia la que convierte en devastadoras las consecuencias de sus actos. Por un lado, está lo que dice querer y respetar (la família tradicional americana, la paternidad, el trabajo duro, los estereotipos de la religión, el matrimonio y la masculinidad) . Pero cuando llega a casa y mira dormir a sus hijas un gesto de alivio pronto se torna en un ademán de preocupación. Marty es incapaz de resolver sus propios contradicciones, no puede sostener sobre sus hombros el peso de  la vida familiar,  y necesita trasngredir sus propias normas a través del  alcoholismo, ataques de ira, abuso de poder, adulterio reiterado con muchachas escandalosamente jóvenes. Norma y transgresión son dos patrones que se repiten también en la actuación de  los miembros de la secta satánica, no por casualidad casi todos ellos son policías, o respetables miembros de la sociedad con una idea muy elaborada sobre lo normativo, y lo socialmente aceptado. Cuánto más estricto es el carácter de la norma, más destructiva se vuelve la acción transgresora.

Una comunidad ordenada sobre los principios restrictivos de la religión protestante, genera la búsqueda de la vulneración y de la desobediencia en este caso revestida de adoración satánica , el pudor exaltado por la religión da rienda suelta a la proliferación de todo tipo de parafílias ( incesto, pedofilia, sadismo) . Como el propio Marty confiesa en varios momentos: “Tenía la maldición del detective. Era incapaz de ver lo que sucedía delante de mis narices”. ¿Se refiere a la trama policial? No, se refiere a su vida personal. Las coincidencias entre el comportamiento misógeno de Marty y aquel comportamiento que él y Rust están tratando de erradicar son sorprendentes. Por un lado, Marty parece condenar la prostitución, sin embargo acabará manteniendo un “affaire” con una de las prostitutas que conocen en el transcurso de la investigación del asesinato de Dora Lange. La Lousiana prohibida, con sus strippers, sus borrachos, sus secretarias histéricas y prostitutas jóvenes, los bares de carretera, los moteles de los que un padre de familia debería mantenerse alejado constituyen su escenario nocturno preferido. Hasta tal punto desea huir del nido familiar que será incapaz de ver la conexión que hay en cierto comportamiento extraño de una de sus hijas y la investigación del caso que tiene entre manos.


Estos dos individuos se enfrentan a un mal interno y externo. Las cosas no están tan claras. Por un lado, las estrellas son negras,  esto es lo que le dice Reggie Ledoux a Rust, antes de que Marty le vuele la tapa de los sesos. Es decir, del lugar del que debería provenir la luz, procede la oscuridad. Hay una clara crítica a la religión, a las sectas como ese lugar del cuál en vez de surgir una iluminación surge la negrura y el oscurantismo. Mientras que la oscuridad, es lúcida. El discurso nihilista de Rust es en realidad alumbrador. La pintura tenebrista de Caravaggio se caracterizaba por un lado por la sordidez de la temática escogida y por otro por la búsqueda del claroscuro (el contraste entre luz y oscuridad) cuestión que es reiterada constantemente en la serie hasta el último capítulo: "Toda la historia de la humanidad puede resumirse en una lucha entre la luz y la oscuridad". El tenebrismo le dio el protagonismo a la sombra, una sombra a través de la cuál todavía se podían intuir los colores y las siluetas de los objetos. Esa sombra en la que se puede ver es la tiniebla, un camino intermedio entre la luz y la oscuridad: negro, si pero , negro iluminado.




El juego de la doble exposición fotográfica con que se abren los créditos de inicio nos remite también a este aspecto formal de la tiniebla. Las fotografías se desvanecen y se superponen en luz o en sombra. Y ésta es otra de las cuestiones que convierten a True Detective en una obra excepcional: la perfecta adecuación entre la forma y el contenido. Por muy brillante que sea el guión de Pizzolatto, es imposible que la serie pudiera convertirse en una obra literaria porque la textura audiovisual que le ha dado el realizador Joki Fukunaga es en realidad inseparable de su contenido. Fukunaga ha sabido traducir las sutilezas ambientales sugeridas en el texto de Pizzolato en paisajes inquietantes, retratos siniestros, insinuaciones del horror, cambiando de tono y ritmo cada capítulo, hurdiendo insinuaciones poéticas como ese instante en que la cámara se detiene en el momento en que las dos hijas de Marty se pelean por una corona de juguete que acaba colgando melancólicamente de un árbol del jardín. En este sentido, la interpretación de los actores juega un punto crucial, las dobleces psicológicas a las que el guión los somete serían inapreciables sin un trabajo interpretativo como el de Woody Harrelson y Matthew McCounaghey; donde lo más difícil es mostrar la evolución  a través del tiempo, reflejando las diferencias de clima personal que van atravesando los personajes entre 1995 y 2012.
















La serie trata también del tiempo. ¿De qué tiempo?. De ese tiempo fugitivo, imposible de aprehender que es el presente, la contemporaneidad histórica. True Detective nos muestra por una parte el retrato sociológico de Lousiana y el vínculo que existe entre esa decadencia social y la proliferación de sectas, iglesias, y cultos venidos de tiempos remotos. Desde las uñas carcomidas por los los productos tóxicos procedentes de la tintorería en la que la madre de Dora Lange ha trabajado durante veinte años, hasta las fotos del Ku Kux Klan en las que aparece fotografiada la pequeña Dora de niña, los padres de los niños desaparecidos viviendo alcoholizados a orillas de algún pantano con aspecto infecto, pasando por los bares de prostitutas, las bandas de moteros que trafican con cristal, las iglesias itinerantes con predicadores aullando a un público formado por parados, dementes y deficientes mentales, convierten True Detective en un paisaje con distintas texturas sobre las profundidades de la sordidez y la pobreza.


Pero quizás el retorno al milerniarismo, al misticismo de nuevo cuño, que recrea la serie no es una cuestión exclusiva de Lousiana. El mundo no puede sobrevivir sin construir su propia mitología. Lousiana refleja un espacio en el que se dan encuentro lo viejo y lo nuevo, la vieja santería con los nuevos predicadores, las nuevas circunstancias sociales y las drogas de diseño con el satanismo milenario y suprestición ancestral del Mardi Gras. Niestzche mató a Dios hace un par de siglos  pero se le olvidó matar a sus sucedáneos: los santos, los males de ojo, los satanes, diablos, cosmos, energías, afluencias estelares venidas de todo tipo de leyendas, que surcan a lo largo y ancho de este mundo globalizado, buscando saciar a las mentes sedientas de verdades espirituales que otorguen un sentido a su existencia. Es por eso, quizás, que el protagonista principal de esta serie, en última instancia, también necesita inventar una historia que le exculpe y le salve. Marty lo dice en uno de los primeros capítulos: “Rust necesitaba cosas que no estaba dispuesto a admitir”.


True Detective es por último una historia sobre la necesidad de contarnos historias para sobrevivir a nuestras propias tragedias.



Títulos de crédito de la HBO. 


4 comentarios:

  1. Creo que hubiera sido una excelente elección una película de ciento veinte minutos y no ocho horas de historia. Un placer leerte.
    Un saludo.

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  2. Uau, menuda entrada!
    pues yo contradigo esto de la película.. me parece que si funciona True Detective es precisamente en gran parte por el formato, por la serielidad. Bueno, yo también es que soy muy partidaria de las series, de cómo permiten trabajar los personajes y las tramas.
    Besos

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    1. La verdad, es que si yo creo que sin series ya no concibo la existencia. Lo que pasa es que desde que acabé con True Detective no me repongo, estoy con un bajón existencial cuál yonki con síndrome de abstinencia....Se aceptan sugerencias y recomendaciones...Lo he probado todo, The Americans, Orange is the new black, de momento la única que estoy siguiendo un poco es The Bridge (versión USA) y me falta hincarle el diente a Treme

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  3. Excelente entrada. Magnífica. Felicidades.

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