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miércoles, 31 de diciembre de 2014

Las mejores películas de 2014


Casi me dan las uvas. Casi. Con un frío siberiano de varios grados bajo cero nos hemos ido mi madre y yo a confeccionar nuestra lista de películas de 2014 a La Industrial, un bar de Santiago de Compostela que perfectamente podría estar situado en el centro de Copenhaguen (por soñar que no quede). Si se rumorea que Pablo Iglesias puede terminar con la tradición navideña  por los cismas que está abriendo en algunas cenas familiares, no quiero decir nada de nuestras acaloradas discusiones sobre las mejores citas cinematográficas del año... en algo ha habido consenso y por ello creo que vale la pena mencionarlo : no entendemos el éxito cosechado por la polaca Ida, la peor película que hemos visto en los últimos ( diez años?)

Teniendo pendientes  " El hombre más buscado" "Gran Hotel Budapest" "Lucy" " La desaparición de Eleanor Rigby"  "Magical Girl" y "Relatos Salvajes"  este es mi top ten de películas de 2014:

- 10. El pasado. (Asghar Faradi, Irán): Contar una historia simple de manera compleja no es tan fácil, convertirla en un relato poliédrico donde cada personaje tiene su realidad y cada realidad ocupa un lugar dentro de la historia es un arte. Asghar Faradi ya había demostrado su capacidad para profundizar en las transparencias aparentes del conflicto en su anterior película "Nader y Simin, una separación" (2011). Sin embargo es en esta historia hipnótica de pretéritos imposibles donde Faradi ha terminado de convencerme demostrando un gran dominio del pulso emocional del guión.


-9. Stockholm. (Rodrigo Sorogoyen, España).  Stockholm es una historia con infinitud de defectos y una virtud capaz de compensarlos todos: la de desbordar las expectativas del espectador. En un momento de la película, lo esperable se vuelve reversible, la película cambia de género sin cambiar de decorado y el guión de Sorogoyen se monta una ruleta rusa con las emociones de sus protagonistas. ¿Quién es el otro? ¿Quiénes somos nosotros? ¿Qué conocido y qué desconocido habita dentro de nuestros lugares comunes? Adoptar nuevas perspectivas de abordar lo cotidiano creo que es una de las grandes satisfacciones que puede dejarnos el cine, así que mi puesto número 9 para Sorogoyen.



-8. La isla mínima (Alberto Rodríguez, España).  Tenía mis reticencias. Tuvo que pasar algún tiempo para que dejara de fijarme en lo que la película de Rodríguez tenía en común con True Detective y empezara a prestar atención a sus diferencias. Entre otras, la de vincular la negrura de un caso en la  Andalucía deprimida de los años 80 con la tragedia de un país que no puede resolver sus crímenes porque no puede mirar su pasado. El simbolismo de Rodriguez en algunas imágenes es sencillamente soberbio, como la escena en que los policías vuelven a la ciudad y los jornaleros regresan al campo tras acabar la huelga en una clara alegoría de continuismo político, los pájaros moribundos, los planos zenitales que dibujan la orografía laberíntica del abandono. Interesante ver cómo algunos de estos temas se repiten en la obra de Rodríguez ( Grupo 7)


 -7. Enemy (Dennis Villeneuve, Canadá).  Cada película que dirige Dennis Villeneuve, independientemente del género y el tema, se acaba convirtiendo en una reflexión existencial. En Incendies (2010) Villeneuve transformaba una historia ambientada en el conflicto del Líbano en una tragedia edípica, en Prisoners (2013) revertía el thriller sobre el secuestro de una niña en una reflexión sobre los límites y las mazmorras invisibles del individuo. Enemy, adaptación libre de la novela de Saramago El hombre duplicado, es una película que profundiza  en un tema que desde Edgar Allan Poe ha obsesionado tanto a la literatura como al cine: el doble o lo que viene siendo ese que somos además de nosotros mismos. Película fascinante que da pie a muchas interpretaciones, psicoanalíticas incluso, un arriesgado relato con un final desconcertante que si bien a algunos puede dejarles cierta sensación de inconclusión hará las delicias de todos los amantes del surrealismo. 




-6. La Herida ( Fernando Franco, España).  Hay películas cuya habilidad es poner en imágenes un determinado estado de cosas que en la vida se escabullen como nubes gaseosas, dolores mudos, acontecimientos impronunciables que  de repente alguien logra solidificar ante una cámara. Este es el caso de La Herida. La Herida no cuenta una historia, viene a escenificar todo un estado de la cuestión. La cuestión es el alma . Y su sangrar.  Pensada como una película que explicara el trastorno límite de la personalidad, creo que es mejor acercarse a ella sin tener ninguna idea preconcebida sobre el trastorno ni sobre las causas que lo pueden propiciar. Es una película para dejarse invadir por todo lo sensible. Piel, respiración, cuerpo, grito. Somos también lo que nos hiere.



-5. La vida de Adele ( Abdelatif Keniche, Francia).  Esta película no sé si me ha gustado o no me ha gustado. Pero la tengo que poner. Es así. Llevo casi un año dándole vueltas y ni me la quito de la cabeza, ni me decido a si me parece una gran película o una mierda. Hay veces que sabes que la diferencia está entre esos dos extremos; o la obra maestra o una bazofia. Lo que me pasa con La vida de Adele es algo que me preocupa seriamente, tengo la sensación de que yo ví una película distinta a la que la mayoría de la gente vio.  Para que luego digan que la física cuántica no existe...Resulta que la gente dice La vida de Adele es una historia de amor entre mujeres, en la que Adele es un personaje sin mucha personalidad. Yo lo que ví es una historia de maltrato psicológico con la superioridad intelectual y artística como telón de fondo. Se admiten opiniones. El debate sigue abierto. 



-4. Inside Lewin Davies ( Joel and Ethan Coen, EE.UU). Me molesta mucho cuando no se valora que unos autores consolidados como los hermanos Coen asuman un proyecto tan personal y arriesgado como este. Inside Lewin Davies no sólo es el tributo que los hermanos Coen han querido rendir a todo el universo artístico del que beben (Bob Dylan, la música country, la generación beat, el jazz, Brooklyn, los bares de carretera y las estaciones de servicio)  sino una película poética de principio a fin, donde cada plano es una referencia y una alegoría. Llewyn Davies  es un beautifull looser anónimo que ni cae bien, ni lo pretende, un Ulises errático dispuesto a perderlo todo, incluso a sí mismo en ese territorio trasnochado y fascinante que Lou Reed tuvo a bien llamar "a walk on the wild side" . Es una película sostenida en atmósferas que parece pronunciar en cada imagen el inicio de un verso para cuyo final no nos alcanza el horizonte de los puntos suspensivos.




-3. Coherence. (James Ward Byrkit, EE.UU). Tengo que agradecer personalmente la sugerencia de este título al autor del blog las novias de gwangi pues sin su entrada sobre esta película probablemente este título me hubiera pasado completamente inadvertido, dado su brevísimo paso por las salas comerciales españolas. Lo que me atrapó de su entrada es que la mejor manera de ver  Coherence era no saber absolutamente nada de ella antes de verla. Estoy de acuerdo. Estamos de nuevo ante una película  que como Stockholm, su mayor virtud es romper los esquemas previos del espectador jugando con la transgresión de las reglas y las constantes transiciones entre géneros cinematográficos en la creación de un juego de efecto que sitúa al espectador constantemente fuera de zonas seguras, esa sensación de desasosiego audiovisual, de no saber qué estás viendo. Ciencia ficción psicológica pero de nuevo surge la pregunta ¿dónde está la ciencia y dónde esta la ficción? La ciencia parece encontrarse de nuevo en un paradigma de la física cuántica (es el año de la física cuántica en el cine) : el gato de schrödinger. Y la ficción, la ficción es solo una suposición, pues en este inteligentísimo guión lo más sorprendente es que no había guión. Los actores actuaban en base a premisas sueltas del director y a la coherencia de sus personajes. El resultado es un elogio del delirio que cuánto más se aleja de la realidad más parece tener que ver con ella.




-2. Interstellar ( Christopher Nolan, EE.UU).  Bueno este ha sido sin duda el estreno del año. La salvajada, la monstruosidad, el peliculón, la cinta que tiene todos los elementos para convertirse en un clásico de la ciencia ficción: referencias, guión, envergadura, emociones, interpretación, virtuosismo técnico, reflexión filosófica. Si bien no podemos decir que Nolan arriesgue en esta película narrativamente como en otros títulos de su filmografía, la complejidad narrativa de Orígen y Memento están muy por encima de Interstellar. Nolan sigue demostrando una gran habilidad para aunar las demandas del gran público con las licencias del cine de autor, así como  una importante capacidad para armar narrativamente un blockbuster sin desatender las sutilezas psicológicas de los personajes ni el dilema filosófico de fondo. Todo esto es lo que creo que lo eleva a la categoría de los grandes directores del cine clásico como John Ford, Stanley Kubrick o Clint Eastwood.




-1. True Detective ( Nic Pizzolato, EE.UU).  Y mi primer puesto es para True Detective. Ya sé que no es una película y como tal no debería entrar en el ranking, pero sinceramente, creo que es probable que dentro de 10 años mucha gente no recuerde muchas de las películas que están en esta lista y en cambio estoy segura de que todos los que la vieron, recordarán esta maravillosa serie, que perfectamente podría haber sido concebida como una película de ocho horas. En la medida en que es una obra completa y acabada, un objeto artístico que fue creado sin solución de continuidad creo que puede dialogar y entrar a competir con cualquier otra película. True Detective es la obra que con más sentido de la coherencia crea un universo interno propio con sus propia cronología, simbología, paisajística, vocabulario, y dialéctica. Atmósfera y Narrativa se dan la mano en una simbiosis total que avanza gracias a que cada elemento se coordina de una forma perfectamente armónica con todos los demás para sugerir, exponer, contar, expresar. Pocas obras dejan esa sensación de haber viajado a un lugar existente como True Detective, quizás exista algún ejemplo similar en la literatura, o quizás también podamos remontarnos a Twin Peaks para hablar de ese sentido de la singularidad. Pero además True Detective es una obra que elabora un discurso que dialoga con la postmodernidad filosófica y se cuestiona el sentido de la existencia del hombre, la dialéctica entre luz y oscuridad, la finalidad última de toda narrativa como salvoconducto mitológico, que nos permite avanzar a pesar o quizás gracias a dotar de significados múltiples a nuestras tragedias. Nunca el arte ha estado tan cerca de Niestzche, ni Niestzche tan cerca del arte.





Se han quedado fuera a mi pesar: Nebraska (Alexander Payne, EE.UU), Her (Spike Jonze) , los primeros veinte minutos de Gravity (Alfonso Cuaron)  que me parecen sublimes, Nymphomaniac  (Lars Von Trier) y Boyhood ( Richard Linklater)





martes, 1 de julio de 2014

Los pretéritos




Atención: este artículo puede contener algunos spoilers.

Toda la vida son cuentas pendientes. Lo dice Quique González en una canción.  La frase podría aplicarse a la última película que he visto en el cinestudio d'or: El Pasado,  del director iraní Asghar Farhadi. 

El Pasado se construye sobre una premisa simple: un único espacio, pocos personajes, un ex marido que regresa para firmar los papeles de un divorcio con su ex mujer que está a punto de casarse con otro. En cambio,  la simplicidad de la trama irá complicándose, conformando un puzzle de múltiples caras para el cuál siempre hay una pieza que sobra. Farhadi mezcla un ritmo lento  e hipnótico propio de su herencia oriental, con unas largas secuencias de diálogos que me recordaron a las mejores tragedias bergmanianas, aquellas que olvidaban el calado metafísico para regresar  al cuerpo vivo.


Como en todo melodrama que se precie, las cosas no son lo que parecen, pero el nudo gordiano de esta película no está en lo que los personajes han mantenido en silencio durante largo tiempo y que emerge como consecuencia de la llegada del extraño, en este caso, Ahmad, sino en lo que los personajes han arrastrado de ese pasado hasta el presente y en lo que ignoran de sí mismos que es desvelado para los propios personajes a la vez que para los espectadores, cuestión que convierte El Pasado, poco menos que en un enigma sin fin, donde finalmente la verdad, aquello que ocurrió en tiempos pretéritos,  es tan imposible de conocer como el propio futuro.

 El misterio es un caleidoscopio en el que se refleja una ambivalencia de emociones donde todos los personajes se convierten en víctimas y verdugos de su propia desgracia. En el centro de esa desgracia, Marie Ann, la mujer que le da a aceptar antes de haber entendido la pregunta. Marie Ann es ese huracán por el medio del cuál se activa un efecto dominó que pone en marcha el resto de mecanismos del enigma dramático. Pero a la vez es la principal víctima de este. El caos la rodea y a la vez es generado por ella.
Es maravillosos el uso que hace Farhadi de la puesta en escena para urdir toda una simbología que  acentúa ese estado de decadencia, e incoherencia a través del enorme caserón en ruinas, habitado por Marie Ann y sus hijas: las habitaciones a medio pintar, el suelo lleno de obstáculos, botes de pintura que se caen, desagües que no funcionan, lámparas que se funden, jardines desamparados ventanales viejos, cadenas de la bici rotas. La casa es una extensión del carácter caótico de Marie Ann, de las múltiples vidas y tránsitos que Marie Ann  arrastra  y de las cadenas de todos sus anteriores fracasos.  


En el lado opuesto están los dos protagonistas, Ahmad y Samir. Ninguno de ellos dos puede habitar plenamente el presente porque no han roto los vínculos con su pasado. Ahmad siente que tiene una cuenta pendiente con Marie Ann y sus hijas, que les debe una explicación y esa incapacidad de romper un vínculo que no quiso romper sino que se vio obligado a hacerlo, le mantiene en un limbo entre dos mundos, oriente y occidente, que es incapaz de reconciliar. Samir,  parece dispuesto a construir un proyecto de vida con Marie Ann pero descubrimos que sólo es así mientras piensa que su mujer se intentó suicidar por un asunto trivial con una clienta. El futuro con Marie Ann se tambalea cuando algo en su pasado se modifica. Inevitablemente modifica su manera de vincularse a Marie Ann en el presente. Así en el último plano de la película,  Samir sostiene la mano inerte de su mujer en coma buscando algún signo de reacción consciente,  el plano se cierra sobre las venas azuladas de ella ¿ es eso un signo de vida? El espectador escudriña también la mano de ella buscando cualquier pequeño gesto que delate su presencia, que delate que esas venas desean aferrarse a la mano de Samir. Aquí Farhadi representa la imagen exacta de alguien que continúa anclado a un vínculo con un tiempo que ya no puede volver, la imagen de alguien que quiere traer el pasado al presente, la imagen de alguien que no  puede romper con la historia que le precede.


El final de El Pasado no puede dejar más preguntas abiertas . Ahmad regresa a Irán con más dudas de las que vino, Marie Ann fuma embarazada tras una ventana lluviosa y Samir en un hospital sosteniene la mano de  una mujer en coma. Pocas posibilidades de salir adelante tienen Samir y Marie Ann con semejantes nudos y lastres a su espalda. 

Aunque a decir verdad, los nudos y los lastres tienen la importancia que les queramos dar y de eso trata también El Pasado, de esa tendencia a dar más importancia al tiempo vivido, que al tiempo que estamos viviendo o al tiempo que está por venir. Al final, casi todos los pasados están ahí sólo para complicarnos la vida. Nadie excepto nosotros mismos va a llamar a nuestra puerta pidiéndonos explicaciones por las cuentas pendientes. Ignorar esa llamada o abrirle la puerta puede ser una decisión trascendental.