lunes, 7 de octubre de 2013

Un mundo feliz.


"La gente es feliz; tiene cuanto desea, y no desea nunca lo que no puede tener" (Adolph Huxley, Un mundo feliz)



Hace poco alguien me dijo que el problema de los movimientos sociales era que partían de un paradigma que pertenecía más a 1984 de Orwell que a Un mundo feliz de Huxley. 

 En otras palabras, si en los años setenta el enemigo a combatir, por parte de la izquierda, era el control y la censura en la actualidad es el individualismo y la indiferencia. Si los objetivos de entonces eran las garantías y los derechos fundamentales, los objetivos actuales son los derechos sociales, laborales y políticos de una sociedad civil que parece empeñada en utilizar su libertad para dedicar el tiempo a otras cosas. La cuestión política se reduce entonces a una cuestión comunicativa ¿Cómo hacer llegar el mensaje al receptor y esquivar todos los ruidos comunicativos existentes? ¿Cómo hacer emerger la verdadera ausencia de libertad efectiva ( entendida como capacidad de decidir) en medio de la apariencia de libertad electiva (entendida como capacidad de elegir entre un número reducido de opciones, bienes, o entendida como libertad de consumo)? 


Graffiti de Bansky.


La resistencia que debe dar respuesta a estas cuestiones, según mi modo de ver, no debe limitarse a una estrategia defensiva: defenderse de los recortes, defenderse de la represión, defenderse de la desigualdad ante la ley etc. Estas cuestiones forman parte del día a día de la organización de cualquier movimiento social y se tienen que llevar a la práctica de la forma más eficaz posible, pero no pueden convertirse en la esencia de la protesta. El discurso de la resistencia debe ser más constructivo y creativo que reactivo y defensivo pues de ninguna otra manera logrará competir con los grandes anestésicos sociales y tecnológicos de la era global. Ahora bien, ¿quiere la izquierda abandonar su discurso marginal y derrotista? ¿podemos lanzarnos a competir con el sistema con las mismas armas que este utiliza, como por otro lado llevamos un tiempo haciendo con la redes sociales, internet etc? 

De la misma manera que existen especialistas en nuevas finanzas, o en el fenómeno queer, en estudios culturales y en neocolonialismo deberíamos poner nuestra creatividad e inteligencia al servicio del cambio social . Eso significa abandonar cuotas de egocentrismo, purismo ideológico, significa también abandonar los reducidos círculos de familiaridad donde hemos tejido redes cómodas y estáticas que sólo se autoreproducen dentro de unos límites. Significa también copar los centros de relevancia y permitir que produzcan nuevas dinámicas y que emitan nuevos mensajes  (medios de comunicación, cargos académicos, ensayos, investigación, jueces, enseñanza,). Significa también utilizar todos los medios artísticos y técnicos (publicidad, diseño gráfico, música, cine, documentales, poesía, literatura, arte urbano) para fomentar un nuevo tipo de relación entre el individuo y la realidad donde el individuo pueda preguntarse, interrogarse por el entorno y empiece a vivir como alteración lo que antes vivía como normalidad 

Es importante para que los cambios sociales se produzcan en cualquier entorno, que exista una mayoría social entusiasmada. Sin entusiasmo cualquier intento de movilización y de empoderamiento colectivo se convertirá en la escenificación de una nueva derrota. Tras esa nueva derrota la izquierda de 1984 extraerá sus frases poéticas, sus mártires, sus sentencias y sus nuevas fechas clave, pero el mundo será un lugar peor para todos sus habitantes: los que vivan en 1984, los que vivan en Un mundo feliz y los que vivimos en medio de ninguna parte, intentando alejarnos del presente, para ver de qué color tiene los ojos.

"El único criterio acerca de la realización de la libertad es el de la participación activa del individuo en la determinación de su propia vida y en la de la sociedad entendiéndose que tal participación no se reduce al acto formal de votar, sino que incluye su actividad diaria, su trabajo y sus relaciones con los demás" ( Erich Fromm, El miedo a la libertad)


Cultura y compromiso. Los chicos del Maíz.





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