martes, 5 de agosto de 2014

Omar, la ocupación interior.



La ofensiva israelí sobre Gaza coincide con el estreno en España de la última película de Hany.Abu Assad (Palestina) "Omar" que fue nominada en la edición de los Oscar de 2013 a mejor película extranjera y que se llevó el Premio del Jurado "un certain regard" del festival de Cannes del mismo año.



La comunicación política como cualquier comunicación es una cuestión de signos, a menudo una cuestión de signos que son capaces de tornarse reversibles, o que se cancelan los unos a los otros emitiendo un significado atropellado y contradictorio. Por ejemplo, la fotografía de Aznar  con Gadafi en Sevilla en 2007 tras meses de intentar un encuentro diplomático con el dictador libio y la condena posterior de toda la comunidad internacional al régimen libio y el posterior bombardeo de la OTAN sobre algunas de las ciudades más importantes del país.
 Por ejemplo la de Hollywood alabando la sensibilidad de Hany-Abu Assad por narrar en su filme "Omar" las vicisitudes de la ocupación para meses después, mientras centenares de niños en Gaza revientan en nuestros televisores, negar que tal ocupación existe y que las declaraciones de ciertos actores españoles contra el Estado de Israel son un signo de antisemitismo. La confusión semántica puede tornarse esquizofrénica sin pensamos en el nombre que el Estado de Israel ha dado a su incursión militar :"Operación margen protector" ya que el único margen del que cabe hablar es aquel que constituye el objetivo del despliegue militar israelí; desplazar unos kilómetros más el ínfimo territorio que constituye ya de por sí la franja de Gaza. (40 km de largo y 10 km de ancho)


Pero estábamos hablando de cine. En Omar el director de Paradise Now va perfilando un discurso mucho más continuo y menos estereotipado del conflicto con Israel. Es difícil hacer cine en Palestina que no trate de la ocupación y sin embargo, Hany-Abu Assad consigue en algunos momentos caminar de puntillas sobre los muros de la asfixia política y adentrarse en la reflexión filosófica: ¿Qué significa la ocupación? ¿Qué significa vivir ocupado por otros? El resultado es la historia de la imposibilidad fáctica de contar con el futuro porque la vida transcurre siempre a corto plazo, dando esquinazo al enemigo, saltando tejados. La culpa no forma parte de lo que has hecho sino de quién eres. Así huida, persecución y terror van unidos a la identidad de cualquier palestino.



Lo cierto es que Hany Abu Assad no ofrece un retrato más halagüeño de la resistencia, los miembros de este grupo que en el relato se identifican con las brigadas de Al-Aqsa, funcionan como una mafia, el guiño a la  imitación de Brando en El Padrino nos termina de revelar las intenciones del director. lo que se  impone es el tradicionalismo ceremonial y la ley del más fuerte, los prisioneros son torturados hasta la muerte y el secretismo por respetar los códigos de honor entre sus miembros es tal que la falta de comunicación respecto a los tabúes sexuales de la hermana de uno de ellos, será el talón de Aquiles por el cual penetra de lleno la inteligencia israelí..

La complejidad de la trama política contrasta con la sana sencillez del protagonista envuelta en pequeñas historias de papel, que dobladas en varias partes, como si la vergüenza afectara también a sus sentimientos, son clandestinamente depositadas en la mano de su novia. Ese quizás es el mayor signo de que la ocupación en Palestina está en todas partes, se vive en lo íntimo y en lo social, en lo vital, en lo intelectual, en lo creativo y en lo sentimental. La falta de libertad no consiste solamente en la restricción de movimientos sino en la certeza de que son otros los que tienen control sobre lo propio: los sentimientos entre palestinos son un arma para Israel, atacando al que amas te atacan a ti, desconfiando de los tuyos, te quedas aislado, es aquí donde la respuesta se torna un laberinto asfixiante y kafkiano, donde los muros dejan de ser salvables, donde el protagonista comprende  que toda acción le delata, que la lucha por la supervivencia es un camino predecible hacia la insignificancia.





Hany Abu Assad construye una historia difícil que empieza en la alegría  y que avanza hacia la negrura dejando un final que no escurre el bulto a la hora de señalar al /los culpables. En Omar  la ocupación transciende las noción de lo físico, e invade el terreno de lo mental. Esta ocupación psicológica es la que inclina la balanza,  el que la sufre deja de ser una víctima para convertirse en un esclavo.
El individualismo es una ratonera, la verdadera rebelión frente al avance de totalitarismo como señalaba Naomi Klein en  La doctrina del shock consiste en la defensa de la identidad y en la confianza en los procesos de organización colectiva.





¿Pero cómo recordar todo esto mientras las bombas caen sobre Gaza? En la sinopsis del terror, las treguas de fuego siguen amontonando cadáveres en Palestina, vidas que no serán lloradas, que no tendrán duelo, que se habrán extinguido con ojos espantados en el territorio impune de la historia.

entrevista con Hany Abu Assad

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